PREMIOS MUJER 2024

Querido 2022…

 

Hace dos años nos preocupaba qué ponernos en Nochevieja. Hace dos años estábamos averiguando que queríamos pedirle al nuevo año que entraba. Hace dos años nos imaginábamos cuántas aventuras nos depararía el 2020 mientras planeábamos ya los viajes del verano. Hace dos años, la mayoría de nosotros, no sabíamos ni colocar Wuhan en el mapa… porque hace dos años lo que hemos vivido en estos últimos 24 meses nos hubiese parecido ciencia ficción. Literalmente. Si nos hubiesen contado lo que estaba a punto de ocurrir, lo habríamos confundido con un tráiler de una película de esas de Antena 3.

No cabe duda de que el año 2020 ha marcado a toda una generación. La pandemia del COVID paró el mundo y cambió nuestra forma de ver la realidad. Esa que, para aquellos que hemos nacido en los 90, parecía incluso agradable, pues crecimos con la falsa seguridad de que nada malo podía ocurrir. El COVID llegó para recordarnos que todo puede cambiar en cuestión de segundos y no podemos hacer nada para remediarlo. Pero sobre todo, irrumpió en nuestras vidas para mostrarnos que la realidad puede ser muy cruda.

Vivimos una guerra —contra un virus, pero una guerra al fin y al cabo — en la que nuestra mejor arma era quedarnos en casa y nuestros mejores soldados eran sanitarios. De alguna forma, en esa burbuja de aplausos a las 20.00, videollamadas y gimnasio a través de instagram, pensamos que el día en el que se acabara el confinamiento se acabaría también el virus. Sabíamos que no sería así pero, en el fondo queríamos que fuese así. Lo mismo ocurrió hace un año. Algo en nuestro interior deseaba con todas sus fuerzas que a las 00.00 del día 1 de enero de 2021 esta pesadilla terminase. Pero no fue así. ¡Claro que sabíamos que no sería así! Pero en el fondo queríamos que fuese así.

Un año después, nos encontramos en la misma situación aunque con muchas menos esperanzas. Hemos aprendido a vivir con el COVID, o al menos, hemos dejado de creer que algún día se cansará de nosotros y se marchará. Hemos retomado esa ansiada “normalidad” que tanto buscábamos y hemos comprobado que no se parece en nada a lo que conocíamos como cotidiano. A las puertas de empezar un nuevo año, me pregunto que nos tendrá preparado este 2022 y aprovecho para pedirle que, vengan las guerras que vengan, las próximas Navidades sigamos siendo los mismos en la mesa.

 

 

 

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