Laciana gozó la Feriona

El sol acompañó en una jornada que reunió, en su versión reducida, algo más de 200 puestos ambulantes

Este año sí. Lacianiegos y visitantes pudieron disfrutar, con todas las medidas sanitarias y mascarilla incluida, de una versión reducida de la gran Feriona, que en 2020 no pudo celebrarse por las circunstancias de la pandemia. Bajo un espléndido sol de octubre y buena temperatura, la avenida del Bierzo de la capital lacianiega y el parking de Las Rozas dieron cabida a más de 200 puestos ambulantes, si bien es cierto, la avenida Constantino Gancedo, que acostumbra a ser segundo eje importante de la muestra, no fue utilizada para reducir las dimensiones de la feria.

Y aún así no defraudó. Como siempre, los viandantes se agolpaban -con más ganas que nunca- desde primera hora de la mañana, para recorrer el zoco mercantil que ofreció, como siempre, un sinfín de posibilidades: en su inmensa mayoría artículos textiles aunque también alimenticios, marroquinería, aperos de labranza, productos artesanales o ferretería. No faltaron tampoco los frutos del otoño: avellanas, castañas y nueces ni los ajos o las cebollas, tan preciados para las cercanas matanzas.

Quien más o quien menos sucumbe a los encantos de la feria y termina rematando el día con alguna pequeña compra. Y los vendedores, que se desplazan a Laciana desde todos los puntos del país -especialmente desde la zona norte- se mostraron felices de poder volver a Villablino. «Hemos pasado una época muy difícil con la pandemia. Necesitamos remontar y la Feriona ayuda», comentaba a Laciana Digital una vendedora, al tiempo que aseguraba que la jornada había estado «muy animada. Se palpaba entre la gente las ganas de feria. Y eso también se nota en las ventas».

A la cita tampoco faltaron las pulperías que se habilitan a pie de calle. En ellas se cocina a fuego lento el plato estrella del día, el invitado perfecto en la mayoría de los hogares lacianiegos y también en los restaurantes de la zona: el pulpo. Su inconfundible olor acompaña fielmente la jornada año tras año y sirve de excusa perfecta para reunir en la mesa a amigos y familiares. Siempre, eso sí, regado por una buena copa de vino y servido con cachelos. Pulpo tampoco faltó en todos y cada uno de los restaurantes de la zona que han visto cómo la Feriona llenaba sus locales. Porque la Feriona es tradición, es economía, es paisanaje y es Laciana en estado puro.

Su esencia ganadera

La Feriona no puede permitirse perder su esencia, su espíritu ganadero. Ni siquiera en época de COVID. El recinto ferial quedó limitado, exclusivamente, a la feria ganadera, ya que no se contó este año con la habitual monográfica de razas puras, si bien es cierto la presencia reses fue muy limitada con tan solo diez cabezas bovinas para las operaciones de compra-venta.

Los inicios de la Feriona eran, cabe recordar, puramente ganaderos. Y eso es algo que hay que mantener, aunque sea cierto que las transacciones hayan quedado relegadas a un segundo plano, tomando todo el protagonismo el extenso mercado al que da cabida la muestra.

Lo que está claro es que el valle de Laciana echaba de menos a su Feriona, porque las tradiciones están para cumplirse.

Patricia Castro / Laciana Digital

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Un comentario en “Laciana gozó la Feriona

  1. Los puestos a ambos lados de la avenida del Bierzo produjo atascos muy desagradables. Muy desorganizado, merecia la pena pensar más.

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