Según ha podido saber este medio, el Ayuntamiento de Villablino a través de la Concejalía de Cultura, ha trasmitido a la dirección de La Vuelta la necesidad de homenajear a una de las figuras que ha desarrollado su carrera profesional en el ciclismo entre 1965 y 1972, y que ha trabajado por la promoción del valle de Laciana. Un particular reconocimiento que se realizará una vez haya finalizado la carrera a José Manuel López Rodríguez.
Este piscardo, nacido en 1940, cosechó gran parte de sus logros deportivos en las Vueltas a España de 1967, donde consiguió el 6º puesto en la clasificación general. También en 1969 obtuvo una victoria de etapa. Sin embargo, las Vueltas de España no fue en lo único en lo que participó. Como ciclista amateur participó en los Juegos Olímpicos de 1964 en las pribeas de fondo en carretera, finalizando en 5º lugar en categoría individual, y 8º en la contrarreloj por equipos.
Todo un deportista que según Max Bulla en un artículo de «Biciclismo«, ha recogido numerosos éxitos y había superado hasta sus propias expectativas. Decían de él las siguientes palabras:
«Un chaval del pueblo gana carreras ciclistas, es el hijo del que tiene el taller de bicis. Su fama ha superado las competiciones regionales y le han llevado con la selección a la Vuelta a Guatemala y, tras trece días de competición, se hizo con cinco etapas y subió al podio. Sus compañeros han sido Rogelio Hernández (27 años) y Ventura Díaz (24). Él no tiene más que 21 y continuará siendo seleccionado para otras muchas pruebas internacionales. Tiene buen punto de velocidad y las cuestas las pasa con facilidad. En su pueblo han constituido la Peña José López. Sus victorias habían tenido un gran eco en una provincia escasa en ciclistas de alto nivel, y despertaba admiración el joven ciclista cuando entrenaba por las carreteras de la comarca con su flamante maillot Ferrys, que alternaba con el trabajo de mecánico de coches. Todos y todas le conocían, todos y todas querían su gorra, todos y todas estaban puestísimos en cuanto a sus carreras, sus rivales y sus victorias.
Sus momentos estelares, además de los dos campeonatos de España de aficionados consecutivos que conquistó en Valencia y Vigo, fueron sin duda sus actuaciones en la Olimpiada de Tokio 1964 y en los mundiales de San Sebastián al año siguiente. En Tokio fue quinto en la prueba de ruta y octavo en la CRE con Santamarina, Goyeneche y M. Díaz.
Un sentido reconocimiento para agradecer en nombre de todos los lacianiegos la labor de difusión, así como su pasión para fomentar el ciclismo en la comarca.
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