De una pequeña sala en la Casa de Cultura, la delegación de Villablino de ALFAEM -asociación leonesa de familiares, amigos y enfermos mentales- ha pasado a tener su propio espacio en el edificio de las antiguas escuelas de las Graduadas; un local que fue cedido por el Ayuntamiento y que ha sido remodelado por el colectivo.
Desde hoy mismo comparten inmueble con la asociación ‘Parkinson Babia-Laciana’ y también con la plataforma de jubilados y prejubilados mineros ‘Valle de Laciana’. Ahora tienen sus propias instalaciones, muy amplias por cierto, dotadas de salas donde sus veinte usuarios pueden participar en las actividades que imparte la trabajadora social, Irina, quien permanecerá en el centro de atención de lunes a viernes de 10:00 a 14:00 horas.
La nueva sede fue inaugurada de forma oficial por vecinos, amigos, usuarios, representantes de la asociación y también del Ayuntamiento de Villablino. Todo para estrenar, con mucha ilusión y ánimo, el nuevo local de este colectivo que presta sus servicios en Laciana desde el año 2005. “Queremos que toda la comarca sienta estas instalaciones como propias”, confesaba Rosa Conde, directora gerente de ALFAEM quien a la vez apelaba al derecho de todos los enfermos mentales a recibir la atención que requieren. En este sentido, Conde lanzó un llamamiento para que esa ayuda se financie “como corresponde, a través de la Ley de Dependencia, a través de Servicios Sociales o a través de Salud”.
Porque cabe destacar que este pequeño colectivo funciona gracias a las personas “que viven aquí y trabajan aquí, que ponen su trabajo y su dinero”, matizó la gerente. Personas como por ejemplo la vocal de la asociación Isabel Arandojo quien admitió “sentirse en una nube” con la inauguración del nuevo centro. Aún así, la vocal recordó que el colectivo no dispone de servicio de transporte por lo que a veces con sus propios vehículos tienen que trasladar a los usuarios.
Y precisamente, el propio alcalde de Villablino, Mario Rivas reconoció la importante labor que ejerce la asociación en la comarca. “Son enfermedades complicadas, no solo para los enfermos sino que también para sus familias por lo que las instituciones tenemos que estar al lado de estos colectivos”. De hecho el regidor se ofreció a “seguir colaborando con ALFAEM” y no dudó tampoco en requerir a las administraciones superiores que se vuelquen más con este tipo de instituciones sin ánimo de lucro porque “quizás no tengan el mismo número de enfermos que otras asociaciones pero sí tienen que tener la misma atención”.
Al lado de Rivas, la edil de Asuntos Sociales, Olga Santiago, quien confesó que la ubicación del colectivo en las antiguas escuelas de las Graduadas “es un objetivo cumplido que llevábamos persiguiendo todos desde hace muchos años”.
Pese a los limitados recursos económicos que tiene ALFAEM, el tesón de los miembros del colectivo ha hecho que la nueva sede sea una realidad. Todo para que los derechos de los enfermos mentales se vean cumplidos. Todo para poner voz a estas enfermedades que ahogan en silencio.