Homenaje ‘de tou corazón’ al lacianiego Julio Álvarez Rubio

El mundo del Patsuezu rindió un cálido tributo al escritor, acto que sirvió para presentar su nuevo libro. Desde este jueves el hall de la Casa de Cultura luce con una placa conmemorativa en su honor

‘De tou corazón’ – en Patsuezu, de todo corazón- rindió la comarca de Laciana un sentido y merecido tributo al polifacético lacianiego Julio Álvarez Rubio. En la tarde del pasado jueves, el auditorio de la Casa de Cultura de Villablino recogió el testimonio, en Patsuezu, de aquellos que lo conocen muy bien y fue escenario, también, de la presentación de su nuevo libro ‘Calechus a la luz de la Lluna de Pesicia’.

No pocas palabras de cariño para un grande entre los grandes. Un hombre de ciencias, de letras, de música, de humanidades. Un hombre culto y erudito, tal y como lo definió la defensora a ultranza del Patsuezu, la también lacianiega Guadalupe Lorenzana.

Pero Julio es también un “hombre bueno, con carácter cuando procede. Con un corazón que además de latir con fuerza, siente”, defendió Lorenzana. “Es una parte muy importante de nuestro universo particular”, siguió diciendo la lacianiega. Se refiere al mundo del Patsuezu. Porque la nuesa tsingua ha unido a un grupo de fieles defensores de este dialecto, entre ellos Julio Álvarez Rubio, que comparte conocimientos y experiencias. Y de ellos ha surgido la idea de rendirle homenaje, con la colaboración del Ayuntamiento y de muchas asociaciones y colectivos que han apoyado el evento.

En el puzzle que trazaron conjuntamente Guadalupe Lorenzana y Blanca Berdasco para describir al homenajeado, utilizaron palabras como conversador, montañero, fotógrafo, observador, incansable viajero, gran contador de historias…Características que le han ayudado a publicar su amplia colección de obras. Son libros muy detallados que recogen la flora, la fauna, la topografía, la toponimia de muchos rincones sobre los que ha proyectado su saber tales como Laciana, Omaña, Babia o El Bierzo.

El autor de ‘Por el país de las brañas’ o de ‘Laciana, un otoño’, también recibió palabras, en este caso de agradecimiento, de otro defensor a ultranza del Patsuezu, Francisco González, quien definió al homenajeado como “el nuestro lacianiego más universal de todos”. Dio las gracias al escritor “por tantos años de amistad y por todos sus libros, que nos regalan tantas historias y tantos secretos”.

Institucionalmente, el edil del Ayuntamiento de Villablino, Ángel Gutiérrez confesó su admiración personal por Julio Álvarez “que nos deja un legado cultural muy importante pero yo me quedo con el legado humano. Es un hombre bondadoso y humilde”. También la alcaldesa de Murias de Paredes, Mari Carmen Mallo, acudió al acto y calificó al escritor como “grande en mayúsculas. Nunca deja de enseñarnos”.

Su nuevo libro,

La ocasión merecía poner en valor las bondades del nuevo libro que ha publicado el lacianiego,‘Calechus a la luz de la Lluna de Pesicia’. Y fue Roberto González-Quevedo, maestro del Patsuezu, el encargado de profundizar en sus páginas. “Es un libro guapo y bien hecho, con buen papel y buena letra”. Así como son bellas sus ilustraciones, imágenes del propio Julio con estampas de Carrasconte o del reloj de la antigua estación. “Tiene un sabor guapo y sonoro de la nuesa tsingua“, prosiguió diciendo González-Quevedo al tiempo que desvelaba que “uno de los relatos que va a prestaros especialmente es el de ‘El Pereiro’, que traía la fruta con sabores distintos y ambulantes”.

Para terminar, el también filósofo y antropólogo, desveló que el libro “recuerda a todas aquellas personas que trabajaron para que no se perdiera el Patsuezu”. González-Quevedo terminó su intervención con un sonoro “Julio seguimos contigo. Seguimos hacia el futuro”.

No hay homenaje sin placa conmemorativa

Tras la proyección de dos vídeos, el primero, un mensaje cariñoso por parte de Luis Mateo Díez para el homenajeado y el segundo, una recopilación de imágenes sobre el protagonista, y después de la actuación del grupo de teatro local ‘El Escarpín’, que puso sobre escena un cómico sainete escrito por el propio Julio Álvarez titulado ‘Fuei a cortexar a Robles‘, tocaba descubrir la placa conmemorativa que ya luce en el hall de la Casa de Cultura y que ha sido donada por el Consistorio lacianiego “por su valioso aporte, dedicación y compromiso con la cultura del valle de Laciana”.