La central térmica de Compostilla, situada en el municipio berciano de Cubillos del Sil, volvió a poner en marcha este fin de semana su producción energética con carbón, parada desde hace tres meses debido a lo que fuentes de la empresa definían como una situación fuera de precio para el mineral. La notable nube de humo que pudo verse salir de las chimeneas de las instalaciones es consecuencia del primer acuerdo que a principios de este mes cerraron responsables de Endesa, propietaria de las instalaciones, y de la Compañía Minera Astur Leonesa.
Al respecto, la compañía eléctrica mantiene “contacto contínuo” con otras dos empresas del sector, Uminsa e Hijos de Baldomero García (HBG), cuyos trabajadores se concentran todas las semanas a las puertas de las instalaciones de la central. En ese “tira y afloja”, como lo definió el presidente del comité de Uminsa y responsable autonómico de minería en el sindicato UGT, Jorge Díez, la eléctrica y las compañías mineras aún no han cerrado un acuerdo concreto “en cuento a precio y toneladas”.
Uminsa da empleo a más de 160 trabajadores, cuyos contratos se verían abocados a la extinción en caso de no reanudarse las ventas de carbón “de manera urgente”, advirtieron los administradores concursales de la compañía. Esa situación ya se ha producido en HBG, donde los 72 trabajadores que formaban parte de la compañía tienen el compromiso de los propietarios para reincorporarse en cuanto se reanuden los suministros.