Ha sido un domingo de Ramos diferente y es que las circunstancias climatológicas han impedido que se pudiera celebrar en Caboalles de Abajo la habitual procesión de este día. La talla del Cristo de los Mineros tuvo que ser trasladada desde la Iglesia vieja de Caboalles de Abajo hasta la Iglesia nueva por el recorrido más corto -en lugar de hacerlo desde la capilla del Cristo-.
Aún así en el interior del templo, donde esperaban los feligreses, se vivieron momentos de emoción al paso de la banda de cornetas y tambores de la cofradía que encabezaba la comitiva. Justo detrás, la talla del Cristo de los Mineros -que data del siglo XVIII- hacía su entrada en la iglesia a hombros de varios vecinos. Al inicio de la Misa se bendijeron los ramos y durante la ceremonia participó también el coro parroquial.
En la Iglesia nueva de Caboalles de Abajo permanecerá la imagen del Cristo hasta el próximo Viernes Santo, día en el que, como es habitual desde 1971, se celebrará la procesión del Cristo de los Mineros que es arropada por centenares de lacianiegos. Es, sin duda, el acto más emotivo y esperado de cada Semana Santa.
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