Candidatos a cuenta gotas

En la ciudad que habito las nieblas han llegado para quedarse. No deja de perder su esencia y su espíritu romántico el callejear por sus calles del caso viejo imbuyéndonos en el espíritu de jóvenes románticos como aquel legendario Enrique Gil y Carrasco que tanta admiración despierta por aquí. Y como la niebla “meona”, van transcendiendo los nombres, gota a gota también, de los candidatos a alcaldes de las principales poblaciones. Unos arropados por ministros, otros por consejeros regionales y los más, los de las poblaciones más pequeñas, casi por algún que otro cargo orgánico del partido al que pertenezca y poco más. Y claro, las críticas afloran en especial en las redes sociales: “Ese no ha trabajado en su vida, el otro lo ha puesto el presidente provincial o el de más allá es un tío majo, pero lo tiene muy complicado”… Los hay para todos los gustos, desde borjamaris a pseudoperroflautas todos son los llamados pero pocos serán los elegidos con el cargo de concejal primero, y ya veremos si con bastón de mando después. Es la magia electoral.

Margarita Torres

 

En los comicios locales se vota principalmente a la persona. Y eso los grandes partidos lo saben. Existe una cuota alícuota de parte del pastel electoral que vota siglas sí o sí, pero lo cierto es que el cartel electoral pesa sobremanera a la hora de tomar la decisión. A uno le sorprende, por ejemplo, como el comunismo se ha hecho fuerte en Zamora, una de las plazas más tradicionales del centroderecha regional. Preguntando y leyendo te encuentras que el alcalde ha sabido manejar la particular idiosincrasia de la ciudad, tan llena de tradiciones, para salvar su actuación municipal.

 

Es pronto para entrar en particularidades, pero lo cierto es que se está tardando lo habitual en resolver algunas incógnitas. No hay tranquilidad. El contexto económico no ayuda. El debate crispado a nivel nacional y regional tampoco es el mejor. No nos extrañaría nada que los debates “a cara de perro” se sucedan en los medios de comunicación regionales, provinciales y locales.

 

Por de pronto, España, país municipalista donde los haya, se prepara para una larga carrera electoral que va a durar en realidad cinco largos meses y donde la llamada a la participación va a ser una de las principales obligaciones de una clase política en horas de credibilidad muy bajas.

ABC

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