¡Y dale con la resiliencia!

Dedicado a mi querido amigo Paco Ansón, doctor en Psicología

 

He salido disparado del sofá al encuentro del teclado porque ya no puedo más. Una de las consecuencias de la pandemia es la proliferación de pseudopsicólogos clínicos y de los otros, de muñidores del comportamiento, de torcedores de mentes y masajistas del espíritu y, así, un largo etcétera, que vienen a auxiliar el desasosiego ciudadano que la acompaña –a la pandemia–, que tal parece que cada día somos más blanditos. Bueno, ya está bien de modestia: de lo de blanditos yo me excluyo. Como a usted, faltaría más.

Y con todos y entre todos la dichosa resiliencia, que de repente invade y nos invade desde intitulando directrices europeas hasta pildoritas de autoayuda resumidas en “Vivir en tiempos de resiliencia” –que me ha hecho saltar del sofá donde zapeaba tranquilamente– pasando por churretones dialécticos de políticos de medio pelo, por expertos sociólogos urbanitas y rurales, por opinadores de toda tendencia–es verdad que de estos los menos– y así hasta la saturación. Resiliencia va y resiliencia viene. Sin olvidar al Gobierno de España que, como no podía ser menos, ya nos metió en vereda lingüística el pasado mes de octubre, y a la Economía misma, con su Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía española –tan vinculado a los Fondos de Ayuda Europeos por si fuera poco–, abriendo la veda de la resiliencia a los miméticamente obligados captadores-de-fondos, que así nos tienen.

¿De quién habrá sido la idea de sacar la resiliencia de su ámbito propio –la Psicología y, todo lo más la Física– haciendo que muchos ciudadanos ajenos a esa disciplina tengan que ir corriendo a la RAE para, ¡oh decepción!, comprobar que se están refiriendo a la capacidad de adaptación del ser humano a las adversidades, cuando esperaban algo más fetén y novedoso acorde con nuestro tiempo, adanismo puro y duro?

Ya no se nos refiere a esa capacidad como entereza o, exactamente, nuestra capacidad para superar dificultades a lo que, como ustedes sabrán de largo, los españoles estamos más que adaptados y no de ahora sino desde hace mucho tiempo.

Ya no se trata de ser fuertes ni enteros ni valientes sino ¡resilientes! ¿Resi qué? ¡Resilientes, coño, que no te enteras! Mira que…

 

Juan M. Martínez Valdueza

Print Friendly, PDF & Email