Un mercau muy tsacianiegu que mima las tradiciones

Como cada primer fin de semana de agosto, lacianiegos y visitantes viajaron al pasado para revivir las viejas tradiciones de la comarca, concretamente al año 1918. Lo hicieron de la mano del mercau tsacianiegu que nuevamente abrió sus puertas en La Casona de San Miguel donde no faltaron los guiños a las costumbres más antiguas como la elaboración de jabón tradicional a cargo de la asociación de mujeres ‘Nazaret’ o de chorizos y morcillas -asociación de mujeres ‘Buenverde’-. Y así, bajo un escenario idílico, los artesanos mostraron al mundo sus productos durante todo el fin de semana; desde mermeladas, artículos en cuero, madera o forja, hasta cremas y lociones. Un auténtico escaparate en el que lo hecho a mano se impuso.

Y para animar el mercau los más pequeños participaron en un taller infantil de pintacaras. Además, se proyectó el vídeo ‘Laciana, tierra de mastines’, a cargo de la asociación cultural ‘Raíces Lacianiegas’. Las risas también visitaron el mercado con la obra de teatro ‘La Quiniela’ que fue puesta en escena por el grupo ‘El Escarpín’. Además, los mastines de la comarca junto a sus criadores, hicieron una escapada hasta La Casona, como es habitual en los últimos años.

Pero si hay un acto por excelencia es sin duda la boda tradicional tsacianiega en la que Avelino García Cangas, natural de Caboalles de Arriba y Milagros García Vilar, de San Miguel, se volvieron a dar el sí quiero. El mismo que los unió aquel 11 de noviembre de 1989. El novio llegó al templo de San Miguel escoltado por la hija de la pareja mientras que la novia lo hacía del brazo de un amigo de la madrina. Todos ataviados con la indumentaria tradicional, por supuesto. Allí les esperaban familiares y amigos que fueron testigos de la bella unión. Al finalizar el casamiento, la comitiva se trasladó a La Casona donde se repartió la tradicional recha de mantequilla acompañada con bailes del país a cargo del grupo ‘La Chaniecha’ de Caboalles de Abajo.