Toca tiempo de mociones

Se nota que se acercan las fechas de celebración de los plenos municipales mensuales (ahora telemáticos y sin prensa) en los principales ayuntamientos de la provincia y en la propia Diputación. Llueven las mociones de los distintos partidos políticos con medidas para paliar los efectos del coronavirus en los colectivos más afectados, que en esta provincia, sin duda, son los autónomos, pymes, parados de larga duración, emprendedores y jóvenes en busca de empleo. Y sectores clave como la hostelería, el comercio y todo lo relacionado con el turismo. UPL, PP y Ciudadanos ya han anunciado mociones en ese sentido. Falta el PSOE por anunciar medidas.

Las medidas van todas en la misma dirección: avales, aplazamiento de impuestos, inversiones directas y hasta condonación de tasas e impuestos. Medidas que deberían ir acompañadas de un presupuesto y, sobre todo, de la localización de la partida de donde va a salir ese presupuesto. En Diputación está claro: hay dinero en los remanentes del pasado ejercicio, un total de 20 millones de euros. Me parece que se han quedado cortos en cuantificar el remanente, pero ya se verá. En cualquier caso, Diputación tiene las cuentas saneadas y aunque está bajo el control de Hacienda no es menos cierto que ahora hay tolerancia para invertir los excedentes en medidas para paliar los efectos de coronavirus.

En el Ayuntamiento de la capital existe un proceso tácito de trabajar: UPL propone y el PSOE  se suma y dispone. Es la condición del pacto de gobierno. UPL tiene que rentabilizar el apoyo a un alcalde socialista. Por eso, las mociones de PP y Ciudadanos, aunque sean parecidas no se suelen tener en cuenta. El que no haya voluntad de diálogo y consenso con la oposición no es ninguna incapacidad o conspiración es una estrategia que busca la máxima rentabilidad electoral a favor de UPL y PSOE.

Todo lo contrario que en la Diputación, donde el consenso es el santo y seña. Y eso que últimamente su presidente, Eduardo Morán, no desaprovecha oportunidad para arremeter contra la Junta gobernada por el PP, aunque sea en materia tan delicada como el coronavirus y las ayudas que llegan desde Madrid. Morán –y Cendón, secretario provincial del PSOE (uña y carne)- lo tiene claro, el enemigo a batir no es el PP en sí sino la Junta de Castilla y León. En Diputación, la UPL no es el mamporrero del PSOE, como en el Ayuntamiento de la capital, sino el cerebro gris y la voz de la experiencia personificada en el veterano Matías Llorente.

Sin embargo, lo que se echa de menos en todas estas mociones es la altura de miras, la mirada de un horizonte más largo, de proyectos a medio y largo plazo. A todos se les olvida que hay que aprender las lecciones de esta crisis. Que hay que reindustrializar la provincia desde una nueva óptica. Es posible que el modelo económico del presente esté agotado y haya que buscar nuevas fórmulas y herramientas para hacer realidad el cambio. Desechada ya la Mesa por el futuro de León, ¿alguien está trabajando en este sentido en la Diputación o en los ayuntamientos de León y Ponferrada, por poner sólo tres ejemplos?

Lo fácil y barato es proponer medidas para pymes y autónomos y duplicar esfuerzos y dineros con otras administraciones. Y es que todos quieren lo mismo, contentar a la base del electorado formada por pymes y autónomos, hosteleros y comerciantes, funcionarios, jóvenes y parados. Está bien ocuparse de ellos, pero hay que ir un poco a más allá y pensar en cómo la provincia leonesa puede afrontar las oportunidades derivadas del nuevo modelo económico que surja de las cenizas de la hecatombe del coronavirus. Doblada la famosa curva no es suficiente con lamerse las heridas, hay que reconstruir la provincia.

 

 

 

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