Siempre nos quedará Fitur

 

Fitur (Feria Internacional de Turismo) centra la agenda política leonesa esta semana. Abstenerse a la hora de plantear otros temas. Ayuntamientos, Diputación y Junta se visten de las mejores galas para viajar a Madrid. Y, ay, quien no vaya a Fitur. Sencillamente no existe. Habrá codazos por salir en las fotos. Un minuto de gloria. León y su Capitalidad Gastronómica 2018 es la estrella ineludible. Bien merecida, por supuesto. Es el triunfo del trabajo en equipo, junto a la previsión y el buen uso de las influencias.

Pero Fitur es, asimismo, la excusa perfecta para las relaciones políticas. Entre canapé y canapé, sorbo de vivo y sonrisas ante las cámaras se va a hablar mucho de política. Oye, ¿y tú como lo ves? Va a ser la pregunta de la Feria. Y no precisamente por el tema catalán, del que se hablará mucho, sino por esas encuestas (El País y ABC) que dan como vencedor hoy mismo en unas elecciones generales hipotéticas a Ciudadanos. Entre abrazo y abrazo Herrera le susurrará al oído a  Silván, por ejemplo, cómo lo ve. Herrera, claro está, se encogerá de hombros. Ya está de vuelta. Quizás Silván se atreve a preguntarle en el otro oído que cuando lo deja, que si va a dar una oportunidad a Mañueco para que ejerza de presidente de la Junta antes de las elecciones de 2019 y así tenga la oportunidad de rodarse y, sobre todo, de darse a conocer. Y Herrera se volverá a encogerse de hombros. Eso sí, fruncirá el ceño y desviará la pregunta con otra pregunta: ¿Y tú como ves a Mariano?

Apagadas las luces de Fitur, las tertulias políticas se trasladan a los pubes del centro de la capital. Oye, que nos vemos esta noche. Tomamos un gin tonic y hablamos. Quedamos. Se dicen los políticos unos a otros. Los locales de moda de las calles que rodean Gran Vía se convierten en auténticos confesionarios de políticos leoneses. Aquí hablan con más libertad. ¿Qué cómo veo a Mariano, me preguntabas esta mañana?, pues, mal ¿cómo lo voy a ver?

Hay preocupación, seria preocupación, entre los escalones medianos de la estructura de mando del PP. El desastre electoral de Cataluña puede ser un aviso. Sí, es cierto, es la foto de un momento dado, pero puede ser una tendencia. Preocupan las encuestas, sobre todo la del ABC. ¿Pero no era un periódico de los nuestros?, ¿ahora también se ha vuelto amarillo? Hay desconcierto en el seno del PP.

Y los mandos populares de provincia no notan que en Madrid se tomen en serio el problema. Está bien lo del 155 y Cataluña. Lo que no se entiende es por qué se no se ha rentabilizado esa decisión en las urnas. ¿Qué ha fallado? Nadie lo sabe, de ahí que se extienda la preocupación. ¿Si en Cataluña hemos actuado bien, se ha hecho cumplir la Ley y hemos devuelto la normalidad institucional por qué no nos han votado ni siquiera los nuestros? El gin tonic se le va atragantar a más de un dirigente del PP de provincias. ¿Y si me pasa a mí lo mismo en mi provincia o en mi ciudad? La pregunta del millón.

Bueno, es el efecto Arrimadas. Y más de uno respirará aliviado porque en su entorno político competitivo más cercano no existe nadie que se aparezca a Arrimadas. Suspiro de alivio. Momentáneo. Alguien pone el ejemplo de Macron en Francia. En menos de un año el gabacho se inventó un partido y ganó unas elecciones generales frente a los grandes partidos tradicionales. Vaya por dios, el agorero. Y vuelta a la incertidumbre. ¿Y si lo de Cataluña me pasa a mí?

Menos mal que  siempre nos quedará Fitur.

 

 

 

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