PREMIOS MUJER 2024

Para saber como se llegó a la Luna, lea antes este artículo

Aunque en los tiempos que corren se suele hablar más de las polémicas suscitadas por los negacionistas (de la existencia del Covid 19) o de los que afirman que La Tierra es más parecida a algo plano que a una esfera; ello no es obstáculo para hablar de otras polémicas, como la de quienes afirman que jamás se llegó a la Luna y que también están presentes en las redes sociales. Pues bien de esta hablaré y asesorado -en este caso- por D. Luis E. Vadillo Sacristán un técnico (licenciado en Ciencias Físicas) que formó parte en los años 70, de un selecto grupo de técnicos españoles que formaron parte de un conjunto muchos más amplio (miles de ingenieros y técnicos) que trabajaron  precisamente para que fuese posible realizar viajes al espacio como los que permitieron llevar en varias ocasiones hombres a la Luna y que pudiesen regresar en perfectas condiciones.

Yo tenía 12 años en 1969, cuando se llegó a la Luna. Las noticias que me llegaban de la exploración del espacio me llamaron mucho la atención y desde entonces; me he preocupado por leer y estudiar todo lo que he hallado a mano sobre este tema en particular y sobre la exploración del espacio en general. Por otra parte el bachillerato que estudié (hoy creo que equivale a la enseñanza secundaria); era el de Ciencias y por ello tanto los libros de física, como los de matemáticas (que aún conservo) me sirvieron de base y apoyo para entender lo que otros libros de astronomía o astronáutica,  contaban.

En la Universidad (Madrid) a finales de los años 70 y por mi propia cuenta y afán de saber (yo lo que estudié fue Geología); fui adquiriendo ciertos conocimientos (con base físico-matemática), que explican como es posible hacer que un cohete despegue de La Tierra o como una nave espacial se puede colocar orbitando en torno a la Luna. Todavía conservo varios de ellos. Entre otros uno titulado “Los  viajes espaciales”, publicado en 1973 por Salvat Editores (colección gt).En aquellos años tenían creo recordar muy buena aceptación entre los estudiantes universitarios. En tiempos más recientes (finales el siglo XX) pude analizar con calma un magnífico libro titulado “Hombres en el espacio” de D. Luis Ruiz de Gopegui, doctor en Ciencias Físicas.  Fue director de la Estación de Seguimiento de Fresnedillas-Navalagamella (Madrid, España) que sirvió de apoyo y seguimiento de todos los viajes tripulados a la Luna y que  trabajó junto con D. Luis E. Vadillo Sacristán en labores relacionadas con los viajes espaciales y seguimiento de satélites de la NASA..

Al leer todos esos libros (además de estudiar lo que me tocaba por norma de física y matemáticas y astronomía); jamás tuve la más mínima sospecha, el más leve indicio para dudar de la llegada a la Luna. Todos los datos de diversos libros y revistas que me iban llegando concordaban entre sí, como las  piezas de un automóvil recién estrenado.

Recuerdo eso si como ya en aquellos años en los que se llegó a la Luna, personas de mi entorno más próximo y con nulos conocimientos de física, matemáticas o astronomía ponían en duda que llegaran a ella . Una de mis abuelas decía por ejemplo que, para qué ir a la Luna si ya  le veíamos perfectamente desde el suelo, o que al ir a la Luna se había “descontrolado la atmósfera”. Por lo visto pensaba que la Luna era un objeto muy cercano al suelo, que estaba a una cierta altura  y un poco por detrás de las nubes. Otra persona de mi entorno familiar decía que eso debía ser un engaño. Según ella, los astronautas salieron y llegaron a un lugar más o menos cercano “como La Coruña por ejemplo” y antes de llegar a la Luna regresaron diciendo que habían llegado y punto.

Estas afirmaciones que suenan a chistes son, sin embargo, comprensibles en personas con conocimientos nulos o prácticamente nulos de astronomía, física y matemáticas. Sin embargo un estudiante de secundaria, digamos normalito, si debe tener unos conocimientos suficientes para entender perfectamente como es posible ir a la Luna, estar allí y volver después a la Tierra. Lógicamente, yo en los años 60 y 70 jamás presté atención a esas afirmaciones que me parecían sencillamente disparatadas, …aunque comprensibles por los motivos ya expuestos.

Sin embargo sucedió que años después y a través de una persona con formación universitaria, me llegaron rumores del supuesto fraude en la llegada a la Luna. Creo recordar que era ya ¡ en los primeros años del actual siglo XXI¡. Yo que jamás tuve la más mínima sospecha de que la llegada a la Luna de un cierto número de astronautas, fuese un engaño, me quedé estupefacto y entonces lo que hice fue interesarme por esa supuesta falsa noticia y poco a poco fui enterándome de las “pruebas” y las razones que exponen los que dicen que lo de la llegada a la Luna fue un engaño. Las “pruebas” que exponen los que así opinan, las analicé con calma y pronto me di cuenta de que no son válidas y no lo son por varios motivos:

A)   La interpretación de “algo” que se ve admite a menudo muchas explicaciones y los que dicen que no se llegó a la Luna sólo admiten como verdadera una de las posibles.

B)   El enunciado de esas supuestas pruebas, ponen de relieve graves deficiencias en el conocimiento de quienes las exponen. Se confunde el fenómeno de la reflexión de la luz con el de la refracción o se ignora que la longitud de una sombra depende no sólo de la posición del Sol y de la altura del objeto que la produce, sino también del suelo en el que esta se refleja.

C)   Los que exponen o presentan esas pruebas, son personas que no parecen haber visto en su vida un libro en el que se  describen, aunque sea de modo muy simple, los modos de llegar a la Luna y de dirigir, seguir y controlar desde la Tierra ese viaje; tarea ésta en la que estuvieron implicados miles de personas muchas de ellas fuera de Estados Unidos.

Puesto que nada cuesta opinar hay muchas personas (basta ver lo que aparece en las redes sociales), que alegremente se lanzan a decir lo primero que se les ocurre. Es muy posible, por ejemplo, que haya quien piense que si para ir a la Luna se necesitó utilizar uno de aquellos enormes cohetes que veíamos despegar (a través de la televisión) de la base lanzamiento; por qué no se precisaría otro igual para regresar a la Tierra. En una palabra, que piensan que los viajes espaciales son como los que hacemos día tras día con un automóvil. A partir del análisis sosegado de las “razones” que exponen quienes dicen que eso de ir a la Luna fue una gigantesca mentira, es sencillo deducir que quienes exponen esas “razones”, son personas con un deficiente conocimiento de las nociones de física, matemáticas y astronomía precisas para poder entender lo que supone y lo que en su momento supusieron los viajes a la Luna.

Si no se tienen esos conocimientos es imposible entenderlo. Es la situación que se produce en muchas otras áreas del conocimiento humano. No se puede en unos minutos o en unas horas explicar a una persona que nada sepa de medicina como hay que hacer, …un trasplante de corazón por ejemplo. Habría que empezar estudiando  aquellas nociones elementalísimas que sobre el cuerpo humano se enseñaban en las escuelas de los pueblos ya en tiempos de Franco o de la II República y después estudiar más y más,….

¿Cuáles son pues los conocimientos mínimos que habría que tener para poder analizar si es posible o no viajar a la Luna? Pues bien, para ello y tomando mis viejos libros de Enseñanza Secundaria (se llamaba entonces Bachillerato) yo diría que los siguientes:

En el libro de Física de tercer curso, ya se hablaba de modo muy superficial de las diferencias entre la masa y el peso de un cuerpo. También de la Gravitación Universal. En cuarto curso se explicaba  de modo más amplio la Gravitación Universal y se exponían los conceptos de energía cinética y energía potencial; así como la relación entre trabajo (o energía) y potencia. En sexto curso se explicaba el principio de la conservación de la cantidad de movimiento de un cuerpo y también el concepto de impulso mecánico. Asimismo se explicaba lo que es el movimiento circular y la fuerza centrífuga que experimenta un cuerpo que gira en torno a un punto.

Todos estos conceptos han de ser comprendidos junto con su correspondiente expresión matemática. En el campo de la Física lo habitual es hablar de magnitudes, es decir, de fenómenos de cualquier índole que se traducen en cifras y números concretos.

Además de todo esto, es preciso tener una idea clara de lo que son las Leyes de Kepler que ya se enunciaron en el siglo XVII, con su correspondiente expresión matemática. Las citadas leyes, no son como las que dictan los gobiernos o los parlamentos, es decir, no se pueden cambiar. Lo único que se puede hacer es analizarlas y estudiarlas más y más, ya que expresan de modo matemático ciertas características de la Naturaleza y esas características nadie (que sepamos) las puede modificar.

Por último, hay que tener unas nociones elementales de las características físicas de la Luna y la Tierra además de conocer los movimientos de cada una de ellas, y todo ello expresado siempre en términos matemáticos. Además, tener unos conocimientos elementales de lo que son, la telecomunicación, la teledetección, la telemetría y el telemando, todas ellas de gran interés.

El lector al que todos estos conceptos “le suenen a chino” o que no sepa manejarlos con fluidez (como se hace con una operación matemática sencilla por ejemplo), le será prácticamente imposible poder entender como es posible viajar a -la Luna y regresar después a la Tierra. Por ello, a quienes se hallen en esta situación, yo les aconsejaría que primero se pasen, semanas, meses o años estudiando y después,… sólo después estarán en condiciones de discutir si es posible o no que los seres humanos podamos viajar a la Luna.

Bembibre, 1 de marzo de 2021

Rogelio Meléndez Tercero

————————-

Print Friendly, PDF & Email