Los votos de la España vaciada

Vaya, al final, parece que la polémica sobre la despoblación de la España vaciada va a servir para algo. Al menos, de cara a los procesos electorales en los que ya estamos inmersos. Resulta que los estrategas de los partidos políticos se han dado cuenta de que las provincias con cuatro o menos diputados nacionales pueden ser la clave para el resultado de las próximas elecciones generales del 28 de abril. Parece ser que los ciudadanos urbanitas de las grandes ciudades son más previsibles, sus perfiles políticos son ya muy conocidos y los estudiosos ya saben qué van a votar antes incluso que ellos mismos.

Sobre el mundo rural o España vaciada esos mismos estrategas tienen una idea, pero se les descuadra el análisis de los restos. Es decir, en provincias como León, esos estrategas dan por hecho que PP y PSOE se van a disputar el tercer diputado, asumen que cada uno de ellos tendrá un diputado. Ambos se disputarán el tercero, pero quedaría por asignar el cuarto. Y aquí es donde entran en liza partidos como Podemos, Ciudadanos o Vox. Puede darse el caso de que ese cuarto diputado en provincias como la de León se gane por una diferencia mínima, que bien pudiera estar entre 100 ó 200 votos. Así que la lucha va a ser tremenda.

Por eso hoy está en León el presidente del Gobierno y candidato a repetir en el cargo por el PSOE, Pedro Sánchez, y por eso estuvo la pasada semana en León el líder del PP, Pablo Casado, quien, qué pena, no se subió a un tractor en el pueblo de sus abuelos porque no encontró uno a mano. ¿Quién es más rural? ¿Pedro Sánchez o Pablo Casado? Que nadie se extrañe que de aquí al final de la campaña alguien les organice una carrera en tractor o una competición de habilidades agrícolas. Dios mío lo que dan de sí los restos de la contabilidad electoral. Ahora sí, ahora la España vaciada pesa.

La campaña electoral legal comienza ya esta semana. Ya era hora. Y lo sorprendente de lo visto hasta ahora en la larguísima precampaña electoral es el desprecio que la mayoría de los candidatos están tenido hasta el centro político y sociológico. En todas las anteriores citas electorales, quien conquistaba el centro ganaba las elecciones. Ahora, parece ser que ya no es así. Ahora priman la radicalización de los extremos en dos bloques: las derechas y las izquierdas; es decir el bloque de la Plaza de Colón y los amigos de la antiEspaña. Uf.

Ahí queda para la historia la brutal acusación, aunque sea retórica o metafórica, desde la derecha de que el PSOE prefiere las manos manchadas de sangre. ¿Tendrá que poner el PSOE a estas alturas encima de la mesa del PP todos los asesinados socialistas por ETA? Hay que tener mucho cuidado con las palabras. No todo está permitido en las campañas electorales. Hay líneas rojas que no se deberían traspasar.

Demasiada visceralidad y radicalidad. La España contra la antiEspaña. Si Antonio Machado levantara la cabeza volvería a escribir, con pesar, el verso de “una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Ojalá que no. Ya veremos.

 

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