Y llegó la Navidad

Seguramente cuando lean estas líneas La Navidad ya habrá pasado con toda su fanfarria de luces y
compras, con sus comilonas y turrones ,con sus villancicos y sus enlatados deseos de felicidad… en
fin, habrá pasado otro año más de derroche que pagará, como no, este hermoso planeta cansado.
Ahora mismo podría empezar toda una diatriba sobre estas fechas y lamentar la deriva que sufrimos
como especie, pero como soy de sentimiento fácil, que le voy a hacer, hoy me he puesto tontorrón
y quiero hablar de algo bonito. Quiero, permítanme la osadía, que estas líneas que escribo días antes
del nacimiento del Señor, reflejen el collage de recuerdos de lo que para mí ha sido la Navidad
durante estas casi cuarenta primaveras que me contemplan. Seguro que todos y todas, en mayor o
menor grado, siempre que llegan estas fechas nos acordamos de nuestros años mozos, bien mozos,
de cuando se nos caían los mocos y siempre nos los limpiaban. En mi caso, siempre me vienen
fogonazos, pequeñas chispas visuales que surgen de la memoria y me inundan la retina. Mis
Navidades, las que más disfruté, las que más celebré, las recuerdo así:
La nieve tras la ventana, la cocina de carbón, los calcetines secando, mi abuelo y su transistor, las
mujeres cocinando, los hombres en el salón, las cenas interminables, los turrones y el licor, mi
abuela “no bebas Armando”, mi madre cantando a pulmón, mi abuelo “es un dedo Zulima”, mi
padre y su mal humor. Besos y abrazos, lágrimas y regalos… y “la pitiña”, siempre “la pitiña” en
boca de Don Armando.
Al fin y al cabo de esto trata La Navidad, de recordar. Cada 24 de Diciembre recordamos a alguien
que nació para morir por nosotros, y a alguien de los nuestros que hace tiempo que murió. Y así,
entre recuerdos y comidas, llegamos a un fin de año donde todo lo recordado vuelve al baúl de la
memoria, y sin darnos cuenta cambiamos los viejos recuerdos por los nuevos deseos que pedimos al
año nuevo. Y aunque a mi me cuesta pedir, como ya les dije hoy estoy de un tontorrón que ahora
mismo ya es subido, y como cabe la posibilidad de que esto se publique pasado el 2017,
permítanme, otra vez, que comparta con ustedes mi lista de nuevos deseos para este año venidero:
Deseo encontrar mi paz y que encuentres la tuya pronto, actuar en los teatros y poder estrenar mi
corto, hacer unas cuantas películas y algún que otro retoño. Deseo marcar tableta, y toda la libertad,
buena gente gobernando y un compromiso nupcial, un coche que sea limpio, un clavel en el ojal, un
algoritmo de nube……y más Laciana Digital .
Sean felices, aunque sea de poquito a poco, y no olviden que por mucha basura que nos hagan
tragar, somos seres divinos y es nuestro el poder de volar.

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