Libros para ser libres

Hace unos días, este periódico, que me acoge, publicaba la gozosa noticia de que el Ministerio de Cultural había concedido a la Biblioteca Municipal de Astorga el Premio María Moliner al mejor proyecto de animación a la lectura. El hecho tiene, bajo mi punto de vista, más importancia de la que pueda parecer a simple vista, no sólo por la relevancia del reconocimiento en si mismo, sino porque se trata, nada más y nada menos, de un proyecto que pretende incentivar el hábito de la lectura en dos sectores de la población, el infantil y el juvenil, que no destacan precisamente en ese aspecto.

No nos engañemos. Cualquiera de nosotros tiene hijos, nietos o conocidos en esas edades y sabemos que, salvo honrosísimas excepciones, a muchos chicos les resulta más atractivo  escalar el Teleno a gatas o escuchar un discurso íntegro de Carlos Puigdemont que enfrentarse a la lectura de un libro, independientemente de su temática, formato  o número de páginas.

Todas las Administraciones que en nuestro país han sido han intentando fomentar la lectura a través de campañas, que no han tenido demasiado éxito como siguen demostrando con contundencia los índices de lectura. Me acuerdo ahora de aquella campaña televisiva, que tenía por eslogan `Un libro ayuda a triunfar´. Mira que la propuesta era tentadora por lo asequible del objetivo, triunfar con un solo libro, pues ni por esas.

Y no deja de ser paradójico que siendo España una potencia  editora de libros luego no tenga un censo de lectores acorde con esa circunstancia. Por ello resultan especialmente saludables y convenientes iniciativas como la de la Biblioteca astorgana, que además viene a implementar los esfuerzos que se realizan en el ámbito escolar con este mismo propósito de promoción del hábito lector entre los sectores más jóvenes de la población.

Unos sectores que, por otra parte,  se sienten mucho más atraídos por el smartphone o la playstation, pongamos por caso, que por las aventuras -y sobre todo desventuras- del Nini, el protagonista infantil de Las ratas, la magnífica novela de Miguel Delibes con la que muchos comenzamos a apasionarnos por la lectura y por esos universos ilimitados que aquella nos ofrece.

Ahora mismo están en cartelera dos películas, El autor, protagonizada por Javier Gutiérrez, y La librería, dirigida por Isabel Coixet, que tienen como referencia esencial en sus respectivos argumentos, la escritura y la lectura. Creo que las dos son muy recomendables desde el punto de vista cinematográfico y, sobre todo, desde esa otra perspectiva de amor a los libros, que hoy ha justificado estas reflexiones.

La verdad os hará libres y los libros, también.

 

Angel María Fidalgo

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