LacianArt muestra en la Casona de Sierra Pambley la exposición más íntima y personal sobre Eduardo Arroyo

De sus veranos en Robles de Laciana quedan en el recuerdo aquellos famosos conciertos con figuras de primer orden como la pianista Rosa Torres-Pardo o el tenor Enrique Viana como protagonistas. Encuentros musicales que durante diecisiete años él mismo organizó -hasta 2014-.

De su amor por Robles, su ya eterno paraíso mágico dónde descansa, queda aquella casa familiar, que adquirió en los años noventa y que convirtió en su refugio personal y epicentro de una intensa actividad cultural. Quedan las raíces de su familia materna y también su infancia.

Queda su obsesiva pregunta sobre cuándo pintaría su último cuadro y sobre la curiosidad que le causaba la muerte. Quedan las moscas, convertidas en símbolo y seña de identidad de su obra. Aquellas moscas que llenaban la casa de Robles y que su abuela mataba con una paleta, Arroyo se encargó de hacerlas protagonistas de gran parte de su legado artístico.

Queda su pasión por la literatura, que ocupó un lugar preferente en su arte. Eduardo siempre estaba rodeado de libros. Y queda su taller artístico.

¿Cómo ser Eduardo Arroyo?

Pintor, escultor, escritor, dibujante… Nada se le resistía a Eduardo Arroyo (1937-1918). Expuso en las salas más importantes, recibió numerosas distinciones y fue un referente del arte español. Más reconocido fuera de la comarca que dentro. Pero… ¿quién era Eduardo Arroyo?. ¿Cuáles eran sus luces y sus sombras?.

A estas preguntas responde la exposición que LacianArt -con el apoyo de la Fundación Sierra Pambley, la fundación Juan Entrecanales de Azcárate, la Ciuden, la empresa La Prohida y el Ayuntamiento de Villablino- ha inaugurado este mismo viernes en la Casona de Sierra Pambley y que permanecerá abierta al público hasta el 31 de agosto de miércoles a domingo en horario de 12:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas.

‘¿Cómo ser Eduardo Arroyo?’ es el título de la muestra que tiene su propia ‘hada madrina’, que no es otra que la viuda del homenajeado, Isabel Azcárate, quien ha puesto a disposición de la organización las obras que acoge esta exposición.

Azcárate, muy emocionada, reconoció que se trata de una “muestra íntima, muy ligada a Eduardo y a su pasión por Laciana, muy personal”. Tal fue su amor por la comarca que, según ha confesado su viuda, “era pasar el puente Fernández Casado y ya le cambiaba el humor. El mejor lugar para él, donde pasar el final de su vida, fue Robles de Laciana“.

¿Cómo surge la exposición?

Y LacianArt hizo magia. Fue María del Roxo quien, en nombre del colectivo cultural, tomó la palabra durante la inauguración, para explicar que, el año pasado, Isabel Azcárate visitó la exposición colectiva de los artistas lacianiegos y vinculados a la comarca. “Cuando crees en las cosas al final acaban sucediendo. Anay Marín, Silvia Gándara y yo tuvimos la desfachatez de proponerle una idea: hacer una exposición en homenaje a su marido, e Isabel se mostró entusiasmada con el proyecto”, confesó del Roxo.

Así se gestó esta muestra en torno a un “genio que también tenía mucho genio. Un artista global que tenía una fuerte personalidad que cultivó amigos y enemigos a partes iguales y que en Laciana nunca llegó a ser lo suficientemente comprendido ni reconocido”, confesó María del Roxo.

Los cuatro pilares de la muestra

Si algo ha conseguido esta exposición, es revelar el lado más íntimo y más personal de Arroyo. La muestra se acerca a la figura humana del artista a través de cuatro pilares fundamentales: su taller de trabajo, si pasión por la literatura, su paraíso en Robles y la muerte.

Adentrándose ya en la exposición, en un rincón de una de las salas de la Casona de Sierra Pambley, junto a un gran ventanal, la vieja butaca de cuero roja de Arroyo junto con su caballete y su carro de pintura encarnan su taller de trabajo. El auténtico. Su lugar sagrado de creación.

Arroyo y Laciana. Es el segundo estribo sobre el que se sostiene la muestra. En Robles, frente a La Muezca, el artista podía desarrollar una de sus grandes pasiones, la escultura. En sus paseos hallaba piedras y elementos que su imaginación transformaba de inmediato en animales fantásticos como su mítico unicornio.

Y para míticas, las moscas, que tampoco faltan en esta exposición y que se convirtieron en una obsesión para Arroyo, una especie de autoironía. Ha sido el alumnado y profesorado de los colegios e institutos de la comarca el que ha colaborado en este apartado mediante la elaboración de las moscas que forman parte de la muestra.

Respecto a la literatura, una cuidada selección de dibujos, collages y acuarelas, en los que representa a algunos de sus autores o personajes favoritos como don Quijote o Óscar Wilde, ponen en evidencia la pasión de Arroyo por este arte.

El tema de la muerte, que tanta curiosidad despertaba en Arroyo, también está presente en la exposición. Las vanitas están representadas mediante varias esculturas, dibujos y collages del artista.

La muestra se completa con un documental titulado ’24 horas con Eduardo Arroyo’, producido por el Círculo de Bellas Artes de Madrid y dirigido por Alberto Anaut, que se puede visualizar en la primera planta de la Casona de Sierra Pambley. Literalmente, son 24 horas con Arroyo.

LacianArt rinde tributo al artista

Los artistas del colectivo LacianArt han querido rendir su homenaje personal a Arroyo aportando cada uno de ellos una de sus obras para la muestra. A través de diferentes técnicas y medios, han interpretado el paisaje de la comarca, la personalidad del homenajeado o algunas de sus obras más representativas.

Fotografía, escultura, pintura y arte con fibras y elementos naturales son las herramientas elegidas por Manuel Sierra, María del Roxo, Sergio Abello, Anay Marín, Lolo Zapico, Silvia Gándara, Leticia Cabo, Miguel Ángel Pérez Uría, Carmen Madreñarroja, Jonás Pérez, Silvia Aller, Dani Rodríguez, Daniel Pérez, Javier Lorenzo, Carmen Ordás y Elu Fraile.

Algunas de las imágenes que deja la exposición PULSANDO AQUÍ

La inauguración

Además del acto central, que fue la inauguración de la exposición, se celebró una mesa redonda en la que participaron, entre otros, la viuda de Arroyo, Isabel Azcárate, Lolo Zapico, amigo íntimo del artista, Lolo García, colaborador del taller de Eduardo, o Goura, sobrino-nieto de Azcárate. En el coloquio se descubrieron los aspectos más íntimos y personales del artista.

La actuación musical de Radio Lulú cerró la jornada a la que seguirán charlas, talleres, ponencias, visitas guiadas a la casa de Eduardo Arroyo, etc. Pero sin duda, una de las citas más esperadas es el encuentro musical con la pianista Rosa Torres-Pardo que tendrá lugar el 29 de julio a las 20:00 horas en la Casona de Sierra Pambley. Como en los viejos tiempos.