La verdadera magia de la Navidad

La Navidad…para algunos es solo un invento consumista que sirve para llenar los bolsillos de unos mientras se vacían los de otros.

Hay gente que lucha incansablemente por defender que la única Navidad que existe es la de los Reyes Magos y el nacimiento de Jesús y, no quieren ni oír hablar de Papá Noel.

¿Es la Navidad consumismo o cuestión de fé? Da lo mismo, porque en realidad, ni la Biblia nombra por ningún lado que el 25 de diciembre sea el nacimiento de Jesucristo, ni viajamos cientos y miles de kilómetros por un bote de colonia.
Lo que verdaderamente mueve la Navidad no son las luces ni los regalos, si no el amor. Volvemos a casa para juntarnos con la familia… con nuestros padres, hermanos, primos, tíos y abuelos. Volvemos por nuestros amigos, esos que ya son hermanos de distinta sangre. Volvemos para celebrar y para sentir más de cerca a los que ya no están.
Regalamos, sí. Y mucho. Es, probablemente, la época del año en la que más dinero gastamos. Pero, quizá sea también la época del año en la que más pensamos en los demás.
Organizamos donaciones de juguetes para que ningún niño se quede sin regalo, nos recorremos la ciudad en busca de lo que dijo tu padre que necesitaba aquella tarde de octubre y le compramos a tu hermano aquello para lo que lleva ahorrando meses. Les enseñamos a los más pequeños a elaborar cartas contando cuán buenos han sido este año y a dejarle la cena a los Reyes Magos. Lloramos con el anuncio de la lotería y soñamos con que algún día nos toque el gordo, aunque la mayoría de nosotros sabemos que ya nos ha tocado.
Sabemos lo que es celebrar la Nochebuena separados de los nuestros y parece que nos hemos olvidado de cómo se les abrazaba. Estas Navidades más que nunca sabemos lo que significa que nos toque la lotería.
Por eso, yo este año les pido a los Reyes que este maldito virus se aleje para que nosotros podamos juntarnos.
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