Filosofemos

Las materias de ‘Filosofía’ e ‘Historia de la Filosofía’ serán comunes y obligatorias para los alumnos de secundaria y bachillerato, gracias a la aprobación por unanimidad de una proposición no de ley presentada por Unidos Podemos y apoyada por el resto de partidos. De esta manera, la Filosofía se pone al mismo nivel que otras materias como Lengua, Matemáticas o Historia, un lugar en el que ya estaba hasta 2013, cuando la llamada Ley Wert, la reforma de Lomce, la relegó a un segundo plano.

Pero para promover la Filosofía (considerada la madre de todas las ciencias) lo primero que se debe enseñar a los estudiantes (y en general a la sociedad) es para qué sirve, pues son muchos los que la consideran una ciencia únicamente teórica y abstracta, incluso aburrida y sin utilidad. También es importante mostrarles su aplicación a la realidad cotidiana, huyendo en el objetivo de esa enseñanza clásica, cada vez más cuestionada, de la clase magistral en la que el maestro habla y el estudiante simplemente toma apuntes. Porque la Filosofía está vinculada con la vida y con los problemas humanos. Naciera en Grecia o en Oriente, lo cierto es que desde entonces ha sido la forma de pensamiento racional por excelencia para explicar la realidad, huyendo de lo sobrenatural y basándose en la lógica.

Y entre todas las cualidades de la Filosofía destaca su utilidad para trabajar el pensamiento crítico, para analizar y evaluar la información que nos llega respecto a un tema determinado, imprescindible en el actual mundo de posverdades -y fakenews- extendidas a todos los ámbitos. La Filosofía es un buen instrumento para resolver las dudas que se nos plantean a diario, para reflexionar sobre las ideas que se nos quieren imponer con esa arma de doble filo que es la inmediatez, para, simplemente, pensar. Así que, filosofemos, no tenemos nada que perder.

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