El chiste del sabio profesor y el inculto barquero

El “listo” a veces puede ser el “tonto” y viceversa.

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Hace ya muchos años me contaron un chiste, que por lo que veo (actualmente en la Red) debe tener su origen en una antigua leyenda al parecer hindú. Sea como fuere, el tema es que se trata de toda una lección, de lo que es saber práctico o si se quiere el saber que “realmente interesa” y a quién interesa. A uno mismo o a la sociedad en general. El asunto o la idea a grandes rasgos, es que un sabio profesor tenía que ser transportado en una barca manejada por un inculto barquero. El profesor, le preguntaba al barquero si sabía por ejemplo matemáticas y como el barquero le decía que no, el profesor le contestaba que entonces había perdido un cierto número de años de vida.

Dado que el barquero tampoco sabía nada de otras muchas y variadas materias contestaba siempre del mismo modo al profesor, el cual a su vez replicaba diciendo al barquero que había estado perdiendo más y más años de su vida, ya que tampoco sabía física, ni botánica, ni geología,…ni no sé cuantas materias más.

Pero  en un momento dado y por un accidente casual, la barca en la que iban volcó y ambos cayeron al cauce de un caudaloso y turbulento río. Entones el barquero formuló al profesor esta pregunta: “¿Sabe usted nadar, profesor?”. El profesor dijo que no y entonces el barquero le contestó : “Pues ahora usted perderá de un golpe la vida entera”. En definitiva, que según el sabio había estado el modesto barquero perdiendo poco a poco la mayor parte de su vida, por no estudiar; pero la “fortuna” hizo que ahora fuese el profesor el que de golpe perdiese toda la vida y el barquero quedase con ella. Ahora medite el lector y considere, si en esta historia fue más afortunado el sabio profesor o el “inculto” barquero, que al contrario que el profesor si sabía nadar.

Este cuento o esta leyenda, da pie a plantear asuntos que nada tienen de chiste. En esta vida tener una amplia cultura o amplios conocimientos en multitud de campos, pueden ser de gran utilidad para servir a la sociedad, si se emplean lógicamente para tal fin. Son muchos los médicos, ingenieros, arquitectos, investigadores; …que han rendido grandes servicios a la sociedad. Pensemos por ejemplo en E. Jenner, el médico que descubrió allá por el siglo XVIII las vacunas. Aún hoy día el proceso de vacunación es un servicio inestimable para la Humanidad, como resulta evidente en esa pandemia.

No obstante pensando de modo egoísta, lo que interesa es saber sólo aquello que resulta beneficioso para uno mismo. La realidad es que el talento artístico o literario, la cultura o unos amplios conocimientos, siempre suponen un buen cartel para quien los posee; pero muy a menudo viven mucho mejor los incultos que los que no lo son. Aquí está el punto clave. Esto ha sido así desde hace siglos muy a menudo. Cervantes por ejemplo debió morir siendo bastante pobre. No es el único caso. Así las cosas, quizá lo más importante que hay que saber, es por ejemplo cómo amasar grandes fortunas de dinero. Lo demás según esta línea de pensamiento sería secundario. No olvidemos un viejo refrán que dice que “el bien del común, es el bien del ningún”.

Esto desde el punto de vista moral es un idea perversa. Lo correcto es que cada individuo sea solidario con los demás y en esta línea todo lo que sea trabajar por el bien de la sociedad, es digno de alabanzas y elogios. Pero claro siempre está la otra cara de la moneda. Trabajar por la sociedad sin la recompensa adecuada, quizá tampoco sea muy justo. El asunto es saber cual es la recompensa “adecuada”.

Al final de todo y dando vueltas y vueltas a estas ideas, se puede llegar a conclusiones que realmente son peligrosas o al menos poco éticas. Dicen las malas lenguas, que algunos políticos quizá justifican (al menos ante su conciencia) sobresueldos ilegales, alegando que su dedicación a defender las causas y los intereses públicos les priva de unos ingresos que recibirían si no se dedicasen a la política. Quizá es que se conocen muy bien la historia del barquero inculto y el profesor sabio.

La imagen adjunta, (tomada de la Red), es una ilustración que acompaña una publicación del psicólogo José Luis Miranda, en la que se habla de este,…digamos que simple chiste.

Bembibre, 22 de marzo de 2021

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