El carbón huele

…y no me refiero al olor a azufre de algunos carbones, sino a otro
tufo.

Ah, antes de seguir conste en acta que hablo a título personal y no como
alcalde, ya que para esto último debería estar transmitiendo la opinión
al menos del equipo de gobierno y no es el caso.

La cosa es que llevamos décadas con el cadáver del carbón a vueltas, y
no hay manera de que en El Bierzo se celebre su funeral. Es más, yo ya
me estoy arriesgando a que se me excomulgue por criticar el
empecinamiento que hay con el carbón, y ya he tenido eventualmente que
apoyar mociones y otras manifestaciones a su favor que venían de más
arriba, porque de no hacerlo sería un hereje.

Le debemos mucho al carbón, pero hace mucho que murió y se debió
enterrar, buscándole sustituto económico. La fuerza se debió poner en
buscar alternativas; y algo se habla de alternativas, vale… pero el
empeño se ha puesto (y se sigue poniendo) en carbón-carbón-carbón.
Queriendo rizar el rizo para mantenerlo, prorrogando con artimañas,
proponiendo plan sobre plan, escandalizándose cuando alguien dice lo que
en realidad todos sabemos desde hace mucho: que es algo del pasado como
lo fue antes por ejemplo el Wolframio.

Y sí, es muy fácil hablar de alternativas sin proponerlas, estará
pensando alguien, pero es más fácil empeñarse en el carbón sin pensar en
alternativas.

Creo que no se debe perder un minuto más en el carbón, porque todo el
tiempo y toda la energía que se emplee en éste será tiempo perdido y
energía malgastada.

Se me ocurre que el dinero que se fuera a emplear en seguir paseando el
carbón en ataúd, se emplee por ejemplo en brigadas para limpiar el monte
(y así evitar incendios) para dotar de biomasa a Forestalia.

¿He dicho algo inviable? No lo sé, no tengo todos los datos, seguramente
fuera insuficiente en todo caso pero ¿Estudiamos alternativas? ¿O
seguimos con el carbón muerto hasta que nos entierren a todos con él?

_ Tomás Vega Moralejo. Agosto de 2018._

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