El Calendario Zaragozano

 

Entre las varias publicaciones en las que de modo mas o menos asiduo colaboro, esta la revista ARTEBIER de la Fundación Ayalde. Esta publicación tiene estrecha vinculación con las residencias de la llamada Tercera Edad y por ello intento escribir sobre asuntos que pueden ser de interés para nuestros mayores, entre los cuales en breves años me podré incluir yo. Por ello pensé que sería una buena idea escribir sobre el célebre Calendario Zaragozano, que es en mi opinión un excelente ejemplo de los cauces por los que se movía la cultura de nuestros pueblos en la primera mitad del pasado siglo XX. Espero que todo lo que se diga sobre este Calendario, sea de entrañable recuerdo para muchas personas, que como mis padres dedicaron su vida a la agricultura y ganadería tradicionales.

EL CALENDARIO ZARAGOZANO

Cuando yo era niño mi padre y otros labradores de mi pueblo trataban de saber el pronóstico del tiempo a través de un curioso librito llamado “El Calendario ZARAGOZANO”. Por lo que se indica en el mismo (tengo el del año en curso es decir del 2.018) fue fundado en el año 1840 por el  astrónomo D. Mariano del Castillo y Ocsiero. Tuvo  en sus época un enorme éxito. En los años 60 del siglo pasado y por supuesto antes aún y a falta de televisión era esta curiosa publicación la que servía entre otras cosas para “informar” a los labradores de la previsión del tiempo y ¡¡para todo el año¡¡.

Pero no sólo se indica en este calendario la previsión meteorológica, también hay una serie de detalles mas, muchos de ellos de índole astronómica como la entrada de las distintas fases de la Luna. Es sabido que la creencia popular relaciona (no se si con mucha o poca razón) la meteorología con las fases lunares. Las otras cosas son informaciones diversas como las fechas de una serie de fiestas relacionadas con la Cuaresma Católica o las fechas también de ferias y mercados de numerosos pueblos de España. Sin duda era una publicación que venía “como anillo al dedo” para los labradores de la época de mis padres o abuelos.

La previsión meteorológica sigue actualmente interesando a casi todo el mundo, no sólo de cara a las labores agrícolas si no a otros muchos efectos, pero hoy en día la información que mas se tiene en cuenta es la que nos facilita la televisión y otros cauces modernos. La pregunta obligada es referente a la fiabilidad de las previsiones meteorológicas que se facilitan en este Calendario. Pues contestando sin rodeos debo señalar que su fiabilidad es prácticamente nula y sin duda alguna muy inferior a la que se nos facilita a través de los actuales medios de difusión. Explico el motivo.

Saber con varios meses de antelación y con seguridad plena, si en un fecha concreta y en una población determinada va a llover o nevar es imposible. Si lo que pretendemos saber son detalles mas concretos sobre la lluvia esperada (litros por metros cuadrado o espesor de la capa de nieve esperada), más imposible todavía. Sin embargo yo creo recordar que algunos labradores de mi pueblo solían decir que el Calendario Zaragozano acertaba. ¿Por qué motivo?. Es sencillo. Porque la predicción meteorológica de este Calendario se hace de un modo tan ambiguo que  con un poco de imaginación y digamos que definiendo la meteorología a grandes rasgos, se puede tener en efecto la sensación de que sus predicciones muy a menudo son acertadas. Veamos por ejemplo lo que vaticina para este mes de febrero de 2.018: “el temporal de bonanzas reinante se verá interrumpido por una brusca invasión borrascosa ocasionada por vientos del NE, que traerán chubascos y nevadas en algunas comarcas, al que seguirá heladas desastrosas par el campo”. Dicho así y puesto que en este mes de febrero hemos visto llover y nevar en varias zonas de España parece que acertó de pleno. Pero esto es sólo una apariencia. Habla de bonanza pero no señala en que días y en que provincias concretas de España habrá un número concreto de horas de sol al día. Ni tampoco cual será la temperatura media en esos días de bonanza. Al hablar de chubascos no dice ni siquiera de modo ambiguo e impreciso en que partes de España, ni la cantidad concreta de lluvia (litros por metro cuadrado en término promediado) que cabe esperar. Respecto a las nevadas, el pronóstico es asimismo totalmente ambiguo. No indica en que puntos o en que partes  se producirán, ni por supuesto el espesor previsible de la capa de nieve, ni las fechas concretas. En definitiva que este pronóstico es tanto como no decir nada y por ello se puede tener la sensación si no se analiza con mente crítica que es correcto cuando no lo es. Sin duda lo señalado para este mes de febrero del año 2.018 es aplicable  (en la forma tan ambigua en que está expresado) a cualquier mes de febrero de cualquier año. Todo el mundo sabe que la probabilidad de nevadas (por ejemplo) en febrero en España es mucho más alta que en julio.

Yo ignoro que criterios se siguen para hacer estos pronósticos, pero me parece que el procedimiento es sencillo: asumir que año tras año la meteorología es a muy grandes rasgos la misma. En definitiva que es algo así como si decimos que en invierno hará frío y en varano calor. En realidad este Calendario Zaragozano es un fiel reflejo de la mentalidad de nuestros antepasados, que solían tener por norma y costumbre definir el entorno siempre de modo mucho más ambiguo e impreciso de lo que ahora nosotros pretendemos. Por ejemplo la extensión de una finca se estimaba en base a la cantidad de semiente precisa para su correcta sembradura, en función de las cosechas que por lo general se obtenían o también en base al tiempo estimado para realizar en la misma ciertas labores, como cavar las viñas. Esta forma de medir la superficie de un terreno como una primera aproximación o para tener una ligera idea, es válida o al menos así lo estimaban nuestros antepasados. Hoy se exige una precisión mucho mayor y por ello es habitual utilizar una cinta métrica o incluso un teodolito (aparatos que utilizamos los topógrafos), para medir las fincas. Lo mismo ocurre con las previsiones meteorológicas. En estas y como es bien sabido sobre mapas cada vez más detallados se nos indica que fenómenos meteorológicos cabe esperar y hablando a menudo de datos numérico concretos, como litros de agua por metro cuadrado, centímetros de espesor de la capa de nieve o altitud a partir de la cual cabe esperar una nevada en una fecha concreta.

No obstante ( lo vemos a menudo) son relativamente frecuentes los casos en los que los ciudadanos se quejan de que “quienes dan el tiempo meteorológico” , se equivocan. Por este motivo y en un intento de no equivocarse, siempre se nos habla de probabilidad de que un fenómeno pueda suceder. La probabilidad es un cálculo que se hace en términos matemáticos, pero es eso sólo probabilidad. El futuro por lo que sabemos sólo es posible conocerlo en estos términos. Así se puede decir por ejemplo que hay un 85 por ciento de probabilidad, de que mañana día 16 de febrero de 2.018 llueva en la ciudad de Ponferrada. Estos cálculos ( que se aplican no sólo a la previsión meteoróloga si no también a otros acontecimiento futuros), se basan como he dicho en datos matemáticos concretos y por ello son sin duda alguna mucho mas correctos que los del célebre Calendario Zaragozano. En el caso de la previsión meteorológica y dada la tecnología y los conocimientos actuales, las probabilidades de acertar disminuyen siempre a medida que el pronóstico se hace a mas largo plazo. Por ello en la televisión no informan con 2 ó 3 días de antelación, por ejemplo pero nunca a 3 meses vista.

Me gustaría explicar en detalle que son los modelos matemáticos o el cálculo de probabilidades de que un evento futuro tenga lugar, pero esto supondría extenderme demasiado y por ello concluyo diciendo que siento decepcionar a muchas personas que sin duda aún hoy en día siguen confiando en esas previsiones del Calendario Zaragozano que además sin duda les trae recuerdos siempre gratos de su niñez. Para saber si mañana o pasado va a nevar o llover y donde y en que medida, es mucho más sensato fiarse por ejemplo de las indicaciones de la televisión. No obstante y a pesar de todas las críticas que se puedan hacer a este Calendario, hay que reconocerle, en mi opinión, una virtud: es un excelente ejemplo del nivel de apreciación que nuestros mayores y por norma general tenían del mundo que les rodeaba. Adjunto imagen tomada de la red de una de las portadas del Calendario Zaragozano.

Madrid, 18 de febrero de 2.018

                                                               Rogelio Meléndez Tercero

 

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