Descalabrada desescalada

El proceso de desescalada del estado de alarma que se inició ayer amenaza con precipitarse al vacío. El peor de los presagios, que lo políticos no lleguen a un acuerdo a nivel nacional, puede materializarse esta semana en el debate en el Congreso sobre la prórroga del estado de alarma. Y, luego, piden los políticos a los ciudadanos responsabilidad,  lealtad y disciplina cuando salen a la calle o van al trabajo. Vaya ejemplo.  Para echarse a llorar. Siete semanas de sacrificios colectivos para que ahora los líderes políticos nacionales amenacen con echar por la borda todo lo conseguido. ¿Cómo estarán reaccionando a este espectáculo egoísta los  miles de sanitarios que se han jugado y se siguen jugando la vida para atajar la pandemia del coronavirus? ¿Y los familiares de las víctimas? Un poco de respeto, por favor. Los ciudadanos, que han cumplido con su parte quedándose en casa, ahora sólo piden que los políticos estén a la altura de las circunstancias, que hagan realidad el tan cacareado pacto por la reconstrucción, que se sienten a la mesa para dialogar y que consensuen las medidas necesarias. ¿Tan difícil es?

Pues sí, es difícil. Porque los políticos se atrincheran en buscar la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. Que ¿quién tiene la culpa? Creo que aún no es tiempo de culpabilizar a nadie ni de abrir juicios sumarísimos. Ya habrá tiempo de pedir responsabilidades cuando la pandemia haya sido vencida y hasta de pedir dimisiones y ceses si fuera necesario. Los políticos hacen bien en tomar nota de los fallos del contrario para exigir responsabilidades cuando sea el momento, pero ahora hay que arrimar el hombro, primero, para rematar la crisis sanitaria y, segundo, para planificar la reconstrucción de la economía nacional.

PSOE, PP, Ciudadanos, Podemos, independentistas y autonomistas de todo pelaje deberían tener presente que la solución vendrá de Europa y que si España logra hacer un frente común más posibilidades tendremos de que nos hagan caso. Y cuánto más débiles nos vean, menos caso nos harán. De sentido común.

Menos mal que, salvo excepciones, la clase política local se está comportando de otra manera. Cómo se nota que los políticos de los ayuntamientos sienten en el cogote la cercana respiración de los vecinos y ciudadanos.  El Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo ya ha tenido la primera reunión de Diálogo Social para planificar la reconstrucción, a la que han asistido los políticos, la patronal y CCOO. UGT mantiene, erre que erre, un viejo conflicto sindical con el Ayuntamiento, que bien pudiera aparcar para sumarse a la negociación.

Y en la capital leonesa hoy está previsto el inicio de las mesas sectoriales de Comercio, Hostelería y Turismo, siempre bajo el modelo del Diálogo Social, para hacer propuestas que relancen la economía en estos tres sectores básicos para el tejido social de la capital.

Son tres ejemplos de responsabilidad municipal, aun sabiendo que las herramientas de que disponen son escasas y de corto recorrido. De ahí la necesidad de que a nivel nacional estos mismos partidos que se entienden a nivel local lleguen a un acuerdo.

En Diputación (PSOE  y UPL), convertida en brazo político armado de la ejecutiva provincial socialista, se corre el riesgo de seguir el ejemplo nacional y perderse en inútiles cruces de acusaciones con la Junta de Castilla y León, gobernada por PP y Ciudadanos. A ver si el sentido común de Matías Llorente (UPL) frena el amago de desvarío del sus socios socialistas.

 

 

 

 

 

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