Cuando la cultura maragata se convierte en un chiste

El pasado sábado acudí con unos amigos a ver el desfile de carnaval de la ciudad de Astorga. Cuando la música empezaba a oírse vi, a lo lejos, algo que no me gustó en absoluto. Y la misma cara de póker tenía mi amigo, que también es de un pueblo de la Maragatería. La comitiva se abría con una carroza sobre la que un pseudo maragato se contorsionaba sin parar. Detrás de él, algunos miembros del grupo teatral ‘A ras de suelo’ estaban representando “a su modo” el baile de las cintas.

 

Ni siquiera pasados tres días he podido olvidar la esperpéntica actuación. He de decir, con todo el respeto al grupo teatral, a María Camba -diseñadora de la piñata-, al ayuntamiento astorgano y a todos aquellos que de una u otra forma han estado detrás de todo el trabajo, que me siento ultrajada.

 

Durante años vengo defendiendo las costumbres de estas tierras, su relevancia histórica, la importancia de los antiguos arrieros maragatos -documentados desde principios del siglo XVI- y, sobre todo, la conservación y respeto a las costumbres maragatas. Por eso no me podía ni puedo creer que nuestra indumentaria y danzas apareciesen ridiculizadas en el carnaval de Astorga. Y, mucho menos, que el traje, nuestro traje, se utilizara como un mero disfraz.

 

Un traje que representó a nuestros ancestros en la boda de Alfonso XII con María de las Mercedes en 1877, que lucieron los maragatos en 1902 delante del rey Alfonso XIII en su visita a León, que brilló en el Alcázar de Sevilla en 1908 y que cruzó el Canal de la Mancha para inundar las calles londinenses en 1914, entre otras muchas representaciones, abría ahora el desfile de Piñata 2023 convertido en un mero disfraz.

 

Astorga, cabecera de varias comarcas, entre las que se incluye la Maragatería (a la cual, por cierto, no pertenece), tiraba por la borda las raíces y costumbres de los 52 pueblos que sí la componen. En este acto carnavalesco, el Ayuntamiento ha decidido abrir el desfile con las costumbres, como si de las fiestas de santa Marta se tratara. En el pequeño guiño que se quería dedicar a Juan Zancuda y Colasa el enfoque fue, sin duda, poco acertado.

 

Evidentemente, sabemos que era carnaval y de nuevo, insistimos en el respeto hacia el trabajo realizado. Pero no podemos callar el sentimiento de ofensa que sentimos el pasado sábado todos los que sí somos maragatos.

Belén Blanco

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