Agrupaciones civiles

La presentación del político francés y catalán, Manuel Valls, que ejerció de primer ministro del país galo, como candidato a la alcaldía de Barcelona por una agrupación civil ciudadana ha abierto la espita de un nuevo movimiento social que, si bien no está muy madurado, se ha extendido por buena parte de todo el espectro nacional. Lejos de conformar una alternativa a los cuatro grandes partidos que ahora lidian en el parlamento, los dos clásicos, esto es, PP y PSOE, y los dos emergentes -ya consolidados- Ciudadanos y Podemos; al parecer, éstos últimos no han satisfecho la idea de regeneración en las formas y en el fondo político que la sociedad civil demandaba y sigue demandando. Existe pues, un caldo de cultivo que pide una limpieza de todo asomo del pasado reciente, y no sólo de carteles electorales, de líderes, que es lo que han hecho los cuatro partidos principales, sino de forma de gobernar, que es donde al parecer han fallado Ciudadanos y Podemos allá donde han tocado poder de forma directa o favoreciendo pactos de gobernabilidad a diestra y siniestra.

Manuel Valls rueda prensa Foto de Julio Carbo

 

Valls suena mucho a apoyo de la burguesía catalana, más bien barcelonesa, que quiere erradicar todo rastro de la Barcelona de manteros, ocupas y de políticas caóticas actuales. Volver a la clásica «Barcelona la bella» que rezaban los literatos no hace mucho. Pero en varias regiones de España existen esos movimientos sociales civiles que esperan, agazapados, su oportunidad para saltar al ruedo político en elecciones locales y regionales en una primera fase.

En Castilla y León existen algunos grupos más o menos organizados, algún escrito en la prensa provincial se ha podido leer o tener constancia de su existencia al menos en León, Burgos, Salamanca y Valladolid. Pero como tal, parece que ese caladero de votos lo tienen muy controlados Ciudadanos y el PP a la limón.

ABC

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